Cómo los límites y las normas pueden transformar tu mundo

A relacionarse también se aprende

Los límites y las normas son un aspecto fundamental en la crianza de nuestros hijos y en la educación en general. Estos conceptos son esenciales para proporcionar seguridad, estructura, y para enseñar valores y responsabilidad. 

A continuación, analizaremos qué son los límites y las normas, su importancia y cómo pueden ser implementados de manera efectiva tanto en casa como en entornos educativos.

¿Qué son los límites y las normas?

  • Un límite es una línea que marca lo que es aceptable de lo que no lo es. Se trata de una barrera que no debe ser traspasada para mantener la seguridad y el respeto en diversas situaciones. Los límites ayudan a los niños a entender hasta dónde pueden llegar y qué comportamientos son permitidos.
  • Las normas, por otro lado, son reglas o guías de comportamiento establecidas por un grupo, como una familia, una clase o un grupo de amigos. Las normas proporcionan una estructura clara sobre cómo debemos comportarnos en diferentes contextos.

El para qué de los límites y las normas

Proporcionan seguridad y estructura: Los niños se sienten más seguros cuando saben qué esperar y cuáles son las reglas. Al igual que en un juego, conocer las normas les da confianza y les permite desenvolverse mejor en su entorno.

Enseñan valores y responsabilidad: Establecer normas sobre el respeto, la honestidad y la responsabilidad ayuda a inculcar estos valores fundamentales en los niños. Entienden que sus acciones tienen consecuencias, ya sean positivas o negativas.

Ayudan a la convivencia: Los límites y normas facilitan la convivencia entre las personas, promoviendo un ambiente de respeto y consideración mutua.

Tipos de límites

Límites estructurantes: Estos límites están diseñados para cuidar la seguridad y la integridad de los niños. Ejemplos incluyen asegurar el mobiliario a la pared para evitar accidentes, limitar el tiempo de uso de pantallas, y establecer hábitos alimenticios saludables. Estos límites son necesarios para reducir peligros y mantener un entorno seguro.

Límites proyectivos: Estos límites a menudo reflejan los temores y experiencias de los adultos más que las necesidades reales de los niños. Por ejemplo, insistir en que un niño duerma solo aunque tenga miedo puede estar más relacionado con la experiencia del adulto que con una necesidad del niño. Es importante reflexionar sobre estos límites y adaptarlos según las necesidades reales de los niños.

Cómo establecer y comunicar los límites y las normas

  • Claridad y sencillez: Los límites y normas deben ser claros y comprensibles para los niños. Utilizar frases concretas y positivas ayuda a que los niños entiendan mejor lo que se espera de ellos. Por ejemplo, en lugar de decir «no utilices el móvil durante la comida», es más efectivo decir «durante la comida hablamos entre nosotros para compartir nuestro día».
  • Consistencia: Es fundamental ser coherente en la aplicación de los límites y normas. Si se establece que no se utiliza el móvil durante las comidas, esta regla debe aplicarse a todos los miembros de la familia, adultos incluidos.
  • Lenguaje positivo: El cerebro funciona mejor con afirmaciones positivas. En lugar de decir «no corras», podemos decir «camina despacio». En lugar de «no grites», podemos decir «habla más bajo». Este enfoque ayuda a los niños a enfocarse en lo que pueden hacer en lugar de lo que no deben hacer.
  • Cocreación: Involucrar a los niños en la creación de las normas puede ser muy beneficioso. Esto les da un sentido de responsabilidad y pertenencia, y aumenta la probabilidad de que cumplan con las normas establecidas. Preguntarles su opinión y considerar sus necesidades ayuda a crear un ambiente más respetuoso y colaborativo.
  • Flexibilidad y adaptación, los límites y normas no deben ser rígidos e inamovibles. Es saludable revisarlos periódicamente y adaptarlos según las circunstancias y el desarrollo de los niños. Por ejemplo, ciertas normas pueden variar entre el verano y el invierno, o según el contexto específico de cada situación. Esta flexibilidad permite que los límites y normas sigan siendo relevantes y efectivos.

Gestión de incumplimientos

Es normal que los niños no cumplan siempre con las normas, y es importante gestionar estos incumplimientos de manera respetuosa y constructiva. En lugar de utilizar gritos o amenazas, es más efectivo explicar por qué la norma es importante y cómo su incumplimiento afecta a los demás. Esto fomenta el aprendizaje y el desarrollo de habilidades para resolver conflictos.

Los niños, al igual que los adultos, no siempre aprenden a la primera. Es necesario repetir las normas y límites con paciencia y empatía. Este proceso de repetición es parte del aprendizaje y ayuda a los niños a internalizar las reglas y comportamientos deseados.

Cada incumplimiento es una oportunidad para enseñar y reforzar las normas. En lugar de ver el incumplimiento como un fracaso, es útil considerarlo como una ocasión para educar y modelar formas de resolver conflictos y gestionar emociones.

La flexibilidad y la paciencia son claves para adaptarse a las circunstancias cambiantes y para gestionar los incumplimientos de manera constructiva, siempre con el objetivo de guiar y apoyar a los niños en su desarrollo integral.

×