La atención juega un papel fundamental en cómo abordamos y corregimos el comportamiento de los niños. En lugar de simplemente reaccionar ante lo que está mal, debemos considerar dónde enfocamos nuestra atención: ¿en lo que salió mal o en lo que salió bien? Este enfoque puede tener importantes implicaciones para el desarrollo emocional y el bienestar de los niños.
La atención, en su esencia, es la capacidad de enfocarse en una cosa y excluir distracciones. En el contexto de la crianza y la educación, la atención se convierte en una herramienta poderosa para moldear el comportamiento y fomentar el desarrollo sano. Entonces, ¿dónde la ponemos cuando corregimos el comportamiento de los niños y niñas? Veamos las implicaciones de enfocarnos en lo negativo y lo positivo.
Enfocarse en lo negativo
Cuando nuestra atención está constantemente centrada en lo que está mal, en los errores y las deficiencias, creamos un ambiente donde la crítica y la negatividad predominan. Esto puede tener varias consecuencias:
Enfocarse en lo positivo
Por otro lado, dirigir nuestra atención hacia lo positivo implica resaltar los logros, los esfuerzos y los comportamientos deseables. Este enfoque tiene efectos profundos y positivos:
El equilibrio adecuado
En la práctica, encontrar el equilibrio adecuado entre corregir lo negativo y resaltar lo positivo puede ser un desafío. Sin embargo, algunos principios pueden ayudar a guiar nuestras acciones:
En resumen, la atención que ponemos al corregir el comportamiento de los niños puede tener un impacto duradero en su desarrollo y bienestar. Al enfocarnos también en lo positivo, construimos una base sólida para que los niños crezcan con confianza, resiliencia y un sentido de autoestima sana.
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