Ambas palabras, «empatía» y «simpatía», tienen su origen etimológico en el griego, compartiendo la raíz «pathos», que se refiere al mundo emocional de la persona y ha sido traducida como «pasión, padecimiento, sentimientos e incluso enfermedad». La diferencia está en el prefijo.
- «en» se podría traducir como «en el interior» en el caso de «empatía»,
- «syn» expresa la idea de «puesta en común, con» en el caso de «simpatía».
Aunque a menudo estos dos conceptos se usan indistintamente, tienen significados y manifestaciones distintas que merece la pena conocer.
¿Qué es la empatía?
La empatía es la capacidad de comprender y compartir los sentimientos, pensamientos y experiencias de otra persona. Implica ponerse en los zapatos de otra persona y ver el mundo desde su perspectiva. La empatía va más allá de simplemente sentir lástima o compasión; se trata de experimentar una conexión profunda y genuina con el estado emocional de otra persona.
¿Qué es la simpatía?
La simpatía, por otro lado, implica mostrar comprensión, apoyo o preocupación por los sentimientos de alguien sin necesariamente sentir lo mismo que esa persona. Es una respuesta afectiva hacia los demás, pero no necesariamente implica una comprensión profunda de sus emociones.
Tenemos que considerar que la empatía supone una habilidad fundamental en las relaciones humanas. Para poder desarrollarse de manera saludable y aprender a establecer conexiones con el mundo exterior y conmigo misma, alguien previamente ha debido ser empático conmigo. Para un bebe con un estado mental no estructurado y lleno de ansiedades, es vital que la figura materna reconozca y responda a sus estados emocionales. Con el tiempo el niño interioriza esta habilidad y aprende a aplicarla en su propio conocimiento.
El desarrollo saludable de la personalidad no puede concebirse sin una base de experiencias empáticas en las relaciones humanas.
Cómo es en la práctica
En las relaciones de todos los días todos tenemos momentos en los que, sin saberlo, somos más o menos empáticos o más o menos simpáticos, y todos podemos ejercer ambas cualidades en nuestras comunicaciones diarias con los demás.
Imaginemos a un amigo que está pasando por un momento difícil después de perder su trabajo. Ser empático significaría escuchar activamente sus preocupaciones, compartir su dolor y ofrecer apoyo emocional basado en una comprensión profunda de sus sentimientos. Por otro lado, mostrar simpatía podría implicar expresar preocupación por su situación, ofrecer palabras amables de ánimo y mostrar interés en ayudar, aunque no experimentemos exactamente lo que está sintiendo.
Ejemplos de frases simpáticas
- “A mí me pasó algo peor”
- “Lo que tienes que hacer es no pensar más en ello”
- “Ya verás cómo se soluciona”
- “No le des más vueltas”
- “A mí me pasó igual y la verdad es que…”
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Ejemplos de frases empáticas
- “Debe ser difícil enfrentarse a todo eso”
- “Esto debe ser muy doloroso”
- “Imagino que estás sufriendo mucho”
- “Estaré aquí si me necesitas”
- “¿Y cómo lo estás llevando?”
Existen diversas razones por las cuales a veces mostramos simpatía en lugar de empatía.
- Falta de conocimiento o comprensión: En ocasiones, puede ser difícil entender completamente las experiencias y emociones de los demás debido a nuestra falta de conocimiento sobre sus circunstancias o perspectivas. La empatía requiere un esfuerzo consciente.
- Egoísmo emocional: En ciertas situaciones, podemos estar tan absorbidos por nuestras propias preocupaciones y emociones que nos resulta difícil conectar verdaderamente con los sentimientos de los demás.
- Limitaciones de tiempo y recursos: Es posible que no tengamos la oportunidad de profundizar en las emociones y experiencias de los demás.
- Incapacidad para identificarse: Si nunca hemos experimentado situaciones similares a las de la otra persona, puede ser difícil entender sus emociones y reacciones, lo que nos lleva a mostrar simpatía en lugar de empatía.
- Evitación de la vulnerabilidad: La empatía requiere que nos abramos emocionalmente y nos permitamos ser vulnerables al conectarnos con las emociones de los demás. Algunas personas pueden evitar esta vulnerabilidad por miedo al dolor emocional o a ser abrumadas por las emociones de los demás.
Cultivar la empatía es esencial para fortalecer nuestras relaciones y construir una sociedad más compasiva. Aquí hay algunos pasos que podemos seguir para desarrollar nuestra capacidad empática:
- Escucha activa
- Práctica de la perspectiva.
- Validación de emociones.
- Práctica del autocuidado.