Estaba en un restaurante con mis hijos, teníamos juguetes y en un momento dado un gatito se cae al suelo y va a parar justo a ese sitio donde nadie llega.
Allí estábamos mi hija y yo mirando al pequeño gatito fuera del alcance de nuestras manos y en un lugar de difícil acceso. Nos mirábamos la una a la otra preguntándonos cómo rescatarle.
Es en ese momento, cuando de pronto se acerca un niño y nos pregunta ¿puedo ayudaros? A mí no me importa mancharme…
Claramente nos había estado observando y sin esperar respuesta por nuestra parte se mete debajo de la mesa, repta por el suelo y salva al gatito.
La cara de mi hija fue de agradecimiento, la mía también y cuando nuestro salvador salió de debajo de la mesa, le dimos una sonora ovación.
Seguimos hablando con él, era muy amable, cuando de pronto se acerca su padre y me pregunta ¿te está molestando? Es que normalmente la lía parda.
Imaginad mi cara ante esa pregunta.
Imaginad la cara de mi hija ante esa pregunta.
Imaginad la cara del niño ante esa pregunta.
¿Qué vemos cuando miramos?
En una situación cotidiana cada uno siguió a lo suyo. Y yo me pregunto:
Tomar consciencia de la violencia en los actos cotidianos nos permite acompañar a niños, niñas y adolescentes en su desarrollo y poder conectarnos con los demás.
En La Alquimista estamos alineados con los objetivos de la Agenda 2030 en sus ODS 3 y 4 que garantizan la salud y el bienestar y una educación de calidad